Crónica
El Deportivo certificó su salvación en la máxima categoría después de ganar por 0-2 en el campo del Villarreal, recordando al equipo que deslumbró durante la primera vuelta del campeonato.
Después de tantas complicaciones y contratiempos, el Deportivo ha vuelto a saborear el dulce sabor del triunfo. Y con valor doble. Había que ganar para cerrar la permanencia de una vez por todas, y se logró. Incluso rompiendo la mala racha de 19 jornadas recibiendo goles de forma consecutiva.
Desde aquella lejana victoria por 2-1 ante el Levante, al Depor sólo se le atragantaban los partidos, aunque finalmente no hizo falta recurrir al desfibrilador en la última jornada. El Depor fue solvente en Castellón, ante un Villarreal plagado de rotaciones. Con la ausencia de Navarro y Borges por sanción, Juanfran -a banda cambiada- y Bergantiños ejercieron de solución.
El Depor se plantó recordando al equipo de la primera vuelta, realizando un excelente trabajo defensivo y siendo letal arriba. Avisó a los dos minutos Luis Alberto con un tiro al palo tras un buen centro de Laure, pero la puntilla se hizo de rogar.
El Villarreal apretaba, y entre la zaga, Manu y la mala puntería el Depor permanecía firme ante un "submarino amarillo" que comenzó a diluirse ante los coruñeses. Hasta que, pasada la media hora de encuentro, Fayçal decidió que era hora de cambiar el sino (y el signo) del partido. Un control excelente de Fede un pase preciso del argentino sirvieron para que el ex del Caen firmase uno de sus obras maestras. Disparo inapelable a la escuadra de Barbosa y 0-1. La permanencia estaba a un respiro.
El Depor siguió aguantando las escasas embestidas amarillas, y se mantuvo con la ventaja hasta el descanso. Y tras la reanudación, la sentencia. El golpe de autoridad, el gol de la tranquilidad que tanto necesitaba la hinchada desde hacía semanas. Y cómo no, del de siempre: de Lucas Pérez. El de Monelos recibió un pase de Luis Alberto de más de 50 metros para arrancar con su potencia habitual, plantarse ante Barbosa e introducir el balón en el fondo de las mallas. Ya daba igual todo, el Depor estaba salvado.
Pasaron los minutos pero el marcador no se movería del definitivo 0-2. Ni la entrada de Bakambu y Denis Suárez ni las últmas intentonas de los de Marcelino consiguieron evitar que el Deportivo lograse, por fin, cumplir el objetivo de la permanencia.
Una permanencia que supone un paso de gigante en la estabilidad del club y, porqué no, en los corazones de los aficionados blanquiazules.
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