Análisis
Tras finalizar la temporada 2014/15, distinguimos dos piezas clave en el equipo, piezas en las que se sustentó el conjunto herculino para lograr la tan ansiada salvación. Hoy nos paramos a analizar la figura de Lucas Pérez, clave en el ataque blanquiazul.
Tras haber llegado en julio en calidad de cedido por el PAOK con una opción de compra bajo el brazo, el coruñés -que ya era un ídolo en tierras helenas- no llegó a debutar con el Deportivo hasta la jornada 8, fecha en la que Riazor se vestía de gala ante el primer "match ball" de la temporada ante un Valencia imbatido hasta la fecha. Ese día se demostró que el Depor era otro con Lucas sobre el césped y que el de Monelos sería un hombre vital.
Tras debutar ante el Valencia y marcar su primer gol con la elástica blanquiazul, aunque su rodilla diría basta tras el partido ante el Espanyol en el siguiente choque, la misma rodilla que ya no le había permitido tener una pretemporada decente para coger forma física.
No pudo volver hasta enero y con un aparatoso vendaje que, para conformismo de la grada, le permitía por lo menos disponer de minutos poco a poco. Lucas seguía marcando sus goles en Pabellón, y el idilio entre club y jugador "in creccendo".
Sólo la mala situación del equipo a pocas jornadas del final mostró algún roce entre Lucas y algún sector de la grada de Marathón, que no quita el sentimiento unánime que rodea al jugador desde el entorno de la afición: el sentimiento de admiración ante el jugador estandarte del equipo.
Ya en la última jornada, se encargó de liderar al equipo hacia una salvación agónica, con su gol en el Camp Nou y demostrando en el campo que los sentimientos ante un equipo en esto del fútbol sí puede ser más que notorios.
Manteado tras la salvación del equipo y siendo el nombre más repetido, junto al de Alex Bergantiños, en toda la celebración en Cuatro Caminos con la llegada del bus del equipo, el nombre de Lucas fue el primero en salir en el mercado de fichajes. "Hay que atarlo como fuera" se decían una y otra los aficionados en sus charlas futboleras típicas de la estación veraniega.
Mientras, en tierras helenas y pese a haber declarado que el quería irse al Depor, Lucas lideraba por última vez al PAOK en su intento de alcanzar la Europa League, con golazos incluidos y despedida en la celebración ante la que fue su afición durante 3 años.
Llega a A Coruña un jugador al que cualquier descripción servirá de más bien poco, pues nos es de sobra conocido. Por ello, Lucas Pérez es la realidad de un sueño, un sueño deportivista en busca de un futuro plagado de éxitos. Bienvenido de nuevo, Lucas.
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